La yakuza: visiones de la mafia japonesa

Después de las revisiones o remasterizaciones, cada uno que le ponga el epíteto que quiera, de Yakuza 0 y Yakuza Kiwami para PS4, SEGA acaba de publicar en occidente el último capítulo de su mítica saga Yakuza, que nos lleva al desenlace de las aventuras de Kazuma Kiryu.

En esta ocasión, tranquilos sin spoilers, nuestro antihéroe vuelve a adentrarse en el mundo de la hampa japonesa en busca de Haruka, quien parece estar en coma después de un brutal accidente. Al llegar al hospital, Kiryu descubre que la joven ha sido madre de un bebé a quien deberá proteger mientras busca el paradero de su padre. Durante la aventura visitaremos localizaciones tan reconocidas por los fans de la saga como el barrio de Kamurocho, recreación perfecta del “barrio rojo” de Tokio, Kabukichô.

Con esta breve introducción “videojueguil” pasamos al verdadero tema de este artículo: nos adentramos en los entresijos de la yakuza japonesa. Historia y características de la organización criminal más grande del mundo.

Un poco de contexto

Difícilmente podríamos entender el “poder” cosechado por la mafia japonesa durante el siglo XX sin echar la vista atrás. Hace falta conocer sus principios fundacionales, como nació y como creció.

Es verdad, Japón es un país seguro tanto para vivir como para hacer negocios. Los índices de criminalidad son de los más bajos de todo el globo y vayas donde vayas, aún adentrándote en el callejón más oscuro, la sensación es de extrema seguridad. Además, el terrorismo internacional no ha causado estragos dentro de las fronteras del archipiélago nipón. Todo esto de puerta a fuera y es que Japón cuenta con una de las bandas criminales más antiguas y amplias del mundo. Se calcula que en momentos de máximo apogeo la yakuza llegó a tener en nómina alrededor de 86.000 criminales.

Los miembros de la yakuza, a diferencia de otras organizaciones criminales, muestran con orgullo sus tatuajes distintivos, no se esconden a ojos de la gente ni de las autoridades. Para ellos pertenecer a la yakuza es motivo de satisfacción.

Historia de la yakuza japonesa: los inicios

Según muestran algunos documentos históricos, la yakuza japonesa empezó a operar durante el periodo Edo (1603-1868). Durante esa época muchos samurái (侍) dejaron de ser útiles para sus señores feudales y fueron expulsados de sus territorios obligados a ganarse la vida lejos de las batallas. A estos guerreros errantes se le bautizó con el nombre de rônin (浪人). Sin conocer más trabajo que aquél donde se usaba la katana (刀), espada de filo japonesa, los rônin empezaron a asumir encargos de dudosa legalidad. Por unas pocas monedas realizaban todo tipo de “trapicheos”.

Al poco tiempo, las bandas de rônin se habían hecho con el monopolio de la seguridad en aldeas y villas y empezaron a extorsionar a sus habitantes. A cambio de proteger sus bienes les pedían alojamiento y comida. Poco a poco estos guerreros sin amo fueron organizándose y surgieron las primeras disputas entre clanes por el control de los territorios. Se trataba de pequeños grupos criminales organizados y embrión de lo que hoy en día conocemos como la yakuza japonesa.

“Diseccionando” el término yakuza

La palabra yakuza perece que se utilizaba para nombrar a distintos grupos de rônin, los bakuto o jugadores y los tekiya o vendedores ambulante. Basaban su actividad económica en las apuestas ilegales. De entre las distintas manos posibles en sus juegos de cartas la peor era aquella que sumaba los números ocho, nueve y tres o Ya, Ku, Za en japonés. Difícil lo tenía para ganar aquél que tuviera dicha combinación.

A mediados del siglo XVIII, durante los años de estricto control territorial por parte de los Tokugawa, los líderes de los clanes bakuto fueron contratados para organizar intercambios comerciales a lo largo y ancho del archipiélago nipón. Actividades que al poco tiempo se extendieron por templos y santuarios ligados a alguno de los mercados regionales. Poco a poco la influencia de este clan de rônins aumentó, terminando por convertirse en encargados y supervisores de pequeños comercios a quienes exigían una renta fija. De entre todas las bandas de bakuto el Banzuiin Chôbei fue la más famosa de la época.

Crece la influencia de la yakuza japonesa

A finales del siglo XIX principios del XX estos clanes fueron profesionalizándose cada vez más. Sus adeptos iban creciendo y eran aceptados como otro actor más dentro del sistema económico del país. Después de la Segunda Guerra Mundial Japón se convirtió en un país “derrotado”. Las bombas atómicas lanzadas por los americanos en Hiroshima y Nagasaki dejaron un paisaje desolador, teniendo los japoneses una ardua tarea para recuperarse tanto económica como mentalmente. Un país perdedor, a quien se culpaba junto a los nazis de ser los causantes del conflicto. Los norteamericanos hicieron una purga de la clase política y los conglomerados empresariales del país e impusieron una nueva constitución a Japón en la que aceptaban no volver a tener ejército.

Durante los años de la dura posguerra alimentos y productos para la vida diaria escaseaban. Así, apareció un incipiente mercado negro controlado por miembros de la yakuza. En apenas dos décadas Japón pasó de ser un país “oprimido” y “deprimido” a convertirse, gracias a los keiretsu (系列), en la segunda potencia mundial por detrás de Estados Unidos. Durante esos años la organización criminal fue diversificando sus negocios y entrando en sectores como la construcción, la especulación inmobiliaria, compra de terrenos y, por supuesto, la extorsión, sobornos e incluso ajustes de cuentas con asesinatos al orden del día.

La estructura de la yakuza japonesa

A finales de los años 80, la organización criminal contaba en sus filas con un total de 3.197 grupos afiliados y 86.522 miembros registrados por la policía. El pastel se lo repartían tres facciones: el Sumiyoshi-kai, el Yamaguchi-gumi y el Inagawa-kai. Estos se erigieron como los principales sindicatos del crimen nipón concentrando en sus filas a más del 40% del total de afiliados a la yakuza.

Estas facciones se organizaban mediante los ikka (一家) o familias ficticias. Una estructura jerárquica muy marcada y basada en los conceptos confucianos de “familia”. Cada miembro del clan tenía marcada su función. Obligaciones, labores, estatus y privilegios todo estaba escrito. Dentro de la organización existían varios cargos: el Kumi-chô o jefe de la facción, por ejemplo, se encargaba de los negocios del ikka y contaba con sus propios consejeros de nombre saikô-kanbu quienes, a su vez, actuaban bajo las directrices del waka-gashira o vicepresidente. Por debajo estaban los kanbu quienes formaban su propio grupo interno siempre bajo el paraguas económico de los ikka.

Los kumi-in o soldados rasos eran los encargados de cobrar las deudas, extorsionar a los pequeños negocios de barrio o realizar tareas administrativas como recados o coger el teléfono. Los kumi-in realizaban las tareas “sencillas” y muchas veces eran contratados en negocios controlados por los propios kumi-chô o kanbu.<

Los vínculos entre miembros de la yakuza japonesa se sellaban mediante un ritual de intercambio de sake o licor de arroz. En la ceremonia de nombre sakazuki (盃) se establecía la relación según la cantidad de sake vertida en cada recipiente. Un vínculo entre iguales o kyôdai (兄弟) se escenificaba con la misma cantidad de sake vertida. Por el contrario, si la relación era desigual o aniki-shatei (兄貴 舎弟) la cantidad repartida era de seis-cuatro o siete-tres.

Si estás pensando en visitar Japón y alguna de las localizaciones que aparecen en los juegos de Yakuza no dudes en echar un ojo a esta guía sobre qué ver en Japón de nuestro colaborador Periodista en Japón.


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Raiko

Artículo escrito por Raiko del blog Periodista en Japón.Apasionado de todo lo que rodea al país asiático, en especial del ramen y las novelas de Haruki Murakami.

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2 Respuestas

  1. Bloodykefka dice:

    Muy buena introducción, si señor

  1. 04/05/2018

    […] Otakufreaks: La yakuza: visiones de la mafia japonesa […]

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